Las Relaciones de Pareja: Entre el Deseo y la Transformación
- Mauricio Jiménez, Psicólogo
- 24 ene 2023
- 4 Min. de lectura
Actualizado: 25 feb

Las Relaciones de Pareja: Entre el Deseo y la Transformación
Las relaciones de pareja no son estáticas; se transforman a lo largo del tiempo de la misma manera en que los sujetos que las componen cambian en su relación con el deseo, con el otro y consigo mismos. Muchas veces, estos cambios ocurren de manera silenciosa, casi imperceptible, hasta que un síntoma emerge: una crisis, un distanciamiento, una insatisfacción que parecía no existir.
Desde una perspectiva psicoanalítica, sabemos que la pareja no es solo un acuerdo entre dos, sino el escenario donde se despliega lo inconsciente. No es casual con quién elegimos estar, ni cómo se configuran las dinámicas dentro del vínculo. La relación de pareja es un territorio donde se ponen en juego deseos, ideales, identificaciones y fantasmas.
El mito del amor estable: ¿Por qué buscamos un Otro que permanezca igual?
Si el sujeto está en constante transformación, ¿por qué la expectativa de que la pareja se mantenga inmutable? Desde Freud, sabemos que el aparato psíquico funciona a partir de la repetición. Buscamos en el otro algo que nos es familiar, una estructura que nos sostenga, pero al mismo tiempo, cualquier cambio en ese Otro puede generar angustia.
Las parejas que enfrentan crisis suelen hacerlo porque alguno de los dos ha cambiado, o porque las expectativas que los unieron ya no se sostienen. Aquí surge la pregunta: ¿qué se hace cuando el Otro ya no es el que se había elegido? ¿Cómo se transita ese duelo por la imagen del partenaire idealizado que ahora se ha transformado en algo diferente?
Lacan nos recuerda que el amor es un dar lo que no se tiene a alguien que no es. La pareja, en este sentido, es una construcción donde cada uno proyecta en el otro aquello que le falta. Sin embargo, cuando la transformación individual es negada, cuando se busca mantener la ilusión de que “todo sigue igual”, el vínculo se convierte en un espacio de estancamiento y frustración.
¿Quién tiene la culpa? El problema de la responsabilidad en la pareja
Es frecuente encontrar parejas en las que uno de los miembros responsabiliza al otro por el estado de la relación. Este mecanismo es una defensa que evita asumir la propia implicación en el malestar. En psicoanálisis, entendemos que el síntoma de una pareja no es solo del otro: es de la estructura del vínculo.
Cuando un sujeto se coloca en el lugar de víctima dentro de la relación, lo que realmente está haciendo es negarse a ver qué papel juega él mismo en la dinámica. Culpar al otro es la forma más sencilla de evitar el trabajo subjetivo de preguntarse: ¿qué deseo mío está en juego en esta relación? ¿Desde qué lugar me posiciono frente al otro? ¿Estoy sosteniendo este vínculo desde la dependencia o desde la elección?
La paradoja del amor y la independencia
Uno de los mayores mitos en la pareja es la idea de la fusión: “somos uno solo”. Sin embargo, esta creencia es la base de muchas relaciones donde la independencia se diluye y la codependencia se instala.
Lacan nos enseñó que el amor siempre se articula con la falta. No amamos a alguien porque nos completa, sino porque nos falta de cierta manera. En este sentido, el verdadero desafío en la pareja no es “ser uno”, sino sostener la distancia necesaria para que el deseo no se apague.
Tener un espacio propio, proyectos individuales y momentos de soledad no significa que la relación esté en crisis, sino que está respirando. Una pareja en la que no hay separación es una pareja donde la angustia de la fusión puede generar ahogo, aburrimiento o rechazo.
¿Cómo construir una relación de pareja que no se convierta en un síntoma?
Para que la pareja no se convierta en un espacio de sufrimiento, es importante que ambos sujetos puedan sostener un vínculo donde el deseo, el respeto y la comunicación sean pilares fundamentales. Algunos puntos clave son:
🔹 Preservar los espacios de pareja sin que se convierta en una carga o en una obligación.
🔹 Compartir responsabilidades sin que uno de los dos cargue con el peso emocional o práctico de la relación.
🔹 Cultivar el sentido del humor, porque la risa en pareja es un síntoma de complicidad.
🔹 Establecer acuerdos claros sobre el manejo del dinero, ya que la economía no es solo un aspecto material, sino una forma de organizar la relación de poder dentro del vínculo.
🔹 No centrar la relación en los hijos, porque la pareja es anterior a la parentalidad y necesita espacios propios para sostenerse.
🔹 Mantener la intimidad, entendida no solo como el encuentro sexual, sino como la posibilidad de compartir un espacio donde se pueda ser sin máscaras.
🔹 Apoyar los sueños del otro sin que ello implique sacrificar los propios.
Las relaciones de pareja son un trabajo constante
El amor no es algo que se “gana” ni que se “mantiene” por inercia. Es un lazo que se construye día a día, donde lo más importante no es evitar los conflictos, sino aprender a transitarlos sin negar la transformación que cada uno experimenta a lo largo de su vida.
Si la relación se sostiene solo por miedo a la pérdida, por culpa o por comodidad, es posible que haya dejado de ser un espacio de deseo para convertirse en un síntoma. Preguntarse desde dónde estamos sosteniendo nuestra relación y qué lugar ocupamos en ella es el primer paso para construir vínculos más genuinos y saludables.
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